Carlos J. Finlay: autenticidad de su firma

ARTÍCULO

 

Carlos J. Finlay: autenticidad de su firma

 

Carlos J. Finlay: authenticity of his signature

 

 

Irma Niurka Falcón Fariñas,I Kenia Ricardo Bencomo,II Ana María Sobrado Pérez,III Rebeca González EscobarIV

I. Máster en Cultura Latinoamericana, Licenciada en Letras, Profesor Asistente, Investigador Agregado. Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay. Centro de Desarrollo de las Ciencias Sociales y Humanísticas en Salud. Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba. C.P. 70100. irmaf@iscmc.cmw.sld.cu
II. Máster en Cultura Latinoamericana, Licenciada en Español y Literatura, Profesor Asistente. Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay. Departamento de Formación General. Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba. C.P. 70100. rkenia@iscmc.cmw.sld.cu
III. Máster en Cultura Latinoamericana, Licenciada en Español y Literatura, Profesor Asistente. Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay. Departamento de Formación General. Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba. C.P. 70100. anamariasp@infomed.sld.cu
IV. Máster en Nuevas Tecnologías para la Educación, Licenciada en Español y Literatura, Profesor Asistente. Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay. Departamento de Formación General. Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba. C.P. 70100. grebeca@iscmc.cmw.sld.cu

 

 


RESUMEN

Este trabajo tiene como objetivo revelar el verdadero nombre de Finlay y la trascendencia de su firma a fin de salvaguardar cómo llega hasta hoy la autenticidad denominativa del científico. Para ello fue necesaria la revisión bibliográfica de diversas fuentes documentales. Destacan las Obras Completas del médico, artículos científicos de revistas indexadas de la nación y el exterior: Educación Médica Superior, Cuadernos de Historia de la Salud Pública, Biomédica, Acimed, Asclepio, entre otras; periódicos, así como entrevistas a especialistas de la Casa Natal de Carlos J. Finlay.

Palabras clave: Carlos J. Finlay, historia, salud pública.


ABSTRACT

This work aims to real the true name of Finlay and the significance of his signature in order to safeguard its authenticity in present times. To this end, the bibliographic revision of several documentary sources was necessary. Revisions were made of his Complete Works, scientific articles indexed in national and foreign scientific journals (Higher Medical Education, Journal of Public Health History, Biomedical, Acimed, Asclepius), newspaper articles and interviews with specialists from the Carlos J. Finlay Birth House Museum.

Keywords: Carlos J. Finlay, history, public health.


 

 

INTRODUCCIÓN

Desde 1933 cada 3 de diciembre acontece el Día de la Medicina Latinoamericana.I Actualmente, como en antaño, Cuba y la localidad honran a quien dio origen a esta conmemoración: Carlos J. Finlay Barrés, pero todavía suscita la pregunta: ¿Juan Carlos, Carlos o Carlos Juan?

La firma Carlos J. Finlay suele engañar con frecuencia a la memoria colectiva de los cubanos y de otras latitudes al referirse a su nombre. Disímiles conciudadanos dicen y escriben Carlos Juan. Se escucha en el lenguaje de niños, adolescentes, jóvenes y adultos. No obstante, especialmente en fechas asociadas a su nacimiento o muerte, existen personas preocupadas por el desconocimiento del verdadero nombre de Finlay, lo cual influye en su mal uso.

Existen múltiples biografías del científico, destaca el período de la segunda mitad del siglo XX con autores como: Juan Guiteras Gener, Jorge Le Roy Cassá, César Rodríguez Expósito, Carlos Eduardo Finlay Shine (hijo), II José López Sánchez, este último considerado uno de sus mejores biógrafos por la integridad de su obra, quien asume en el capítulo III del texto Finlay. El hombre y la verdad científica, la denominación bautismal de Juan Carlos, corroborada en el Arzobispado de Camagüey: fondo iglesia Parroquial Mayor de Puerto Príncipe.1 (Anexo 1)

Los textos de César Rodríguez y Carlos Eduardo Finlay acentúan tal asunto. El primero comenta en su libro Finlay los pormenores del ambiente familiar donde lo llamaban Carlos Juan en su niñez. Sin embargo, resalta en el título de la biografía de su hijo Carlos Finlay y la fiebre amarilla, solamente la mención del nombre Carlos. Este acota que Finlay adoptó como inicial media la J. (de Juan) hacia 1893 a fin de evitar confusiones con su firma al ejercer la medicina como su padre.2

La peculiaridad explicada apunta que Carlos prevaleció ante Juan Carlos. Los padres Eduardo e Isabel quedaron reemplazados por costumbres de adaptaciones de nombres a conveniencia del sujeto y hablantes, las cuales trascienden hasta nuestros días (Anexo 2). Familiares y amigos lo corroboran. De manera peculiar las epístolas entre él y su fiel colaborador, el doctor Claudio Delgado Amestoy, muestran en las primeras y últimas líneas: "Sr. Dr. Carlos Finlay, Queridísimo amigo mío"; "Y usted cuente siempre con el inalterable afecto de su amigo, Carlos Finlay."3

En el tomo VI de sus Obras Completas ?revela en su título Carlos J. Finlay desde la primera edición en 1965? aparecen documentos oficiales firmados por él que evidencian la singularidad de este proceso denominativo antes de 1893 y posterior a ello. Indistintamente se consignan Carlos Finlay y Carlos J. Finlay, solamente en una ocasión J. Carlos, pero sin lugar a dudas, los votos son para la segunda. Después de 1900 sobresalen demostrándolo: correspondencias de Finlay con Juan Guiteras, Ronald Ross, Carlos Manuel García, Enrique Barnet, George Stermberg; carta del vicecónsul de España a Finlay; de Jorge le Roy, carta donde se le comunica la aceptación de su teoría por el doctor Francisco Otero, Argentina; entre otros documentos recogidos en diferentes fuentes.

La manera de interactuar los seres humanos en disímiles contextos pone a prueba su capacidad creativa y el derecho a elegir. Por ello debe explicarse que en el ambiente donde Finlay asume su firma de Carlos J. era imprescindible para él como papá de un galeno novicio poseer una grafía diferente a la del hijo.

El círculo médico de finales del siglo XIX y principios del XX donde estuvo el sabio, responde a una auténtica obra como epidemiólogo y principal representante de la naciente salud pública cubana: "Cuando ya por su edad, casi setenta años, parecía imposible esperar más de la actividad creadora del sabio, comienza el doctor Finlay a desarrollar como higienista social una labor de extraordinaria importancia al fundar, organizar y dirigir el naciente sistema sanitario estatal cubano."4

El reconocimiento internacional enfatiza su obra y nombre: "La fiebre amarilla era más letal y, entre otros efectos, se recuerda que amenazaba la expansión estadounidense en el Caribe. Algo que solo se resolverá tras la guerra de Cuba a finales del siglo XIX, cuando las conclusiones de Walter Reed sobre la fiebre amarilla -es preciso mencionar antes aquí al cubano Carlos Finlay- se sumen al control del mosquito por el ejército, desde 1901, atacando la puesta de huevos."5

Este trabajo pretende como objetivo revelar el verdadero nombre de Finlay y su firma a fin de salvaguardar cómo llega hasta hoy la autenticidad denominativa del científico. Para ello fue necesaria la revisión bibliográfica de diversas fuentes documentales. Destacan las Obras Completas del médico, artículos científicos de revistas indexadas de la nación y el exterior: Revista Cubana de Salud Pública, Cuadernos de Historia de la Salud Pública, Biomédica, Acimed, Asclepio, entre otras; periódicos cubanos como Granma y Adelante, así como entrevistas a especialistas de la Casa Natal de Carlos J. Finlay.III

El sabio ocupa un lugar de vanguardia en las ciencias médicas a nivel mundial. La posición de avanzada en el país desde las ciencias sociales no debe decaer a fin de enaltecer cada vez más su altruismo y aportes investigativos en diversas ramas del conocimiento. Aparejado a esto también se precisa citarlo correctamente, de lo contrario se trasmiten de generación a generación errores que a veces son fruto del escaso interés por salvaguardar el patrimonio cultural heredado.

 

DESARROLLO

El modo del sabio para identificarse depara vericuetos denominativos latentes como expresión de auténtica comunicación entre habitantes prestos a la sabiduría práctica del entramado social que precisa respetar lo verdadero. Corresponde a las nuevas generaciones ocuparse de ellos desde una perspectiva lo suficientemente sólida a fin de convencer a cualquier ciudadano. Aparentemente pudiera parecer un asunto trivial, pero es que a veces no se detiene la mirada en detalles de la vida cotidiana que hacen a los hombres iguales y diferentes.

Acerca del significado de la firma José Martí aseveró: "[...] Un pensamiento y una firma son un pensamiento y un hombre [...] Firmando lo que se escribe, se obtienen grandes ventajas; se deslizan promesas, que obligan a consecuencia; [...]"6 El fragmento citado expresa el vínculo de la visión martiana con la medida tomada por Finlay una vez que su hijo Carlos Eduardo ejerció la medicina, cuya determinación fue comentada en la introducción anterior. La firma del sabio quedó para siempre como: Carlos J. Finlay. Historias clínicas de la época lo atestiguan, otros documentos también.7

Al indagar las Obras Completas destaca desde la primera edición en 1965 el título seleccionado de Carlos J. Finlay y el Tomo VI para este objeto de análisis; este último ofrece desde una perspectiva más íntima una variada representación de cartas en diferentes momentos luego de 1893, en las cuales alcanza la cifra de más de treinta veces realizada la firma de Carlos J. Finlay.3

En la biografía del doctor José López Sánchez el autor optó para el título el apellido. No obstante en el texto no se registra el nombre de Carlos Juan.

El doctor Gregorio Delgado asume la denominación de Carlos J. y enfatiza: "Durante los primeros años del período de República Liberal Burguesa (1902-1958) de nuestra historia, bajo la influencia de la Escuela Cubana de Higienistas de principios del siglo XX, con el doctor Carlos J. Finlay Barrés a su frente, se reorganizan y desarrollan las Juntas de Sanidad y Beneficencia heredadas de la colonia y se eleva en 1909 el sistema de salud pública cubano a categoría ministerial, primer país en el mundo en lograrlo, al crearse la Secretaría de Sanidad y Beneficencia."8

También asume tal designación el autor Luis Suárez: "Al quedar instaurada la república el 20 de mayo de 1902, fue nombrado Secretario de Gobernación el doctor Diego Tamayo Figueredo, una de las más importantes figuras de la medicina cubana y como los servicios de sanidad y beneficencia eran dependencias de su Secretaría (Ministerio), nombró al frente de la dirección nacional de los primeros a Carlos J. Finlay y de la dirección nacional de los segundos al ilustre higienista Manuel Delfín Zamora."9

La propia escritura del sabio aporta esta significación de salubridad e igualmente refleja su firma mediante un documento trascendental: Manual de Práctica Sanitaria. En el prefacio señala con extraordinaria vigencia: "A la joven República de Cuba cupo la dicha de nacer en los albores de un siglo de luces, en medio de una atmósfera chispeante de descubrimientos científicos y de modo que sus primeros alientos hayan sido de progreso hayan sido de nobles aspiraciones. De ahí que Cuba, depositando sus destinos en manos dignas, amaestradas en la dura escuela de la adversidad y de la lucha, discípula ayer, aspire hoy, en su modesta esfera, a ser cuasi émula de su potente y archimillonaria vecina del norte, al procurar que se cumpla la prescripción que encierra la divisa que ostentamos en el escudo de nuestro Departamento: SALUS POPULI SUPREMA LEX." Carlos J. Finlay Habana, octubre de 1905.10

Vinculado a lo anterior debe agregarse una máxima escrita por el sabio en medio de circunstancias difíciles, la cual acopian dos autores que titulan su trabajo: Centenario de la desaparición física de Carlos J. Finlay. En él aparece: "Si se tuviese ya la certeza de que los mosquitos trasmiten la fiebre amarilla o la malaria, todos los esfuerzos se estimarían pocos para concertar medios de protección contra estos insectos."11

Entre los documentos importantes de la primera década del siglo XX está la Carta al doctor Carlos J. Finlay del doctor Arístides Agramonte, IV,12 aquí aparece también reconocida la firma de Finlay.

Investigaciones dedicadas a la bibliografía activa del sabio corroboran (entre 1864 y 1912) 264 trabajos publicados con la firma del doctor Carlos J. Finlay en disímiles documentos, de los cuales 187 (70,4 %) artículos en 11 revistas cubanas y 9 extranjeras.13

Breves apuntes biográficos más recientes manifiestan: "El presente suplemento de la Revista Médica Electrónica de Matanzas, en parte se dedica, como modesto reconocimiento, al permanente ejemplo de profesionalidad médica, de voluntad y perseverancia del Dr. Carlos J. Finlay y Barrés."14

Acerca de la fecha en que nace se apunta: "El 3 de diciembre de cada año, con la conmemoración del natalicio del sabio cubano, doctor Carlos J. Finlay y Barrés, se celebra el Día de la Medicina Latinoamericana y del Trabajador de la Salud. Eso constituye un motivo más que justificado para dedicar unos párrafos a la efemérides."15

A nivel local el periódico Adelante publicó en diciembre de 2015 un trabajo titulado El zumbido de una J, cuyo centro de atención recae en explicar los pormenores con relación al verdadero nombre de Finlay, por lo cual entroniza este análisis para entre todos contribuir a eliminar errores en tal asunto: "Si no queremos decirle Juan Carlos, digámosle Carlos J., pero no innovemos en nombre ajeno."16

Concerniente a homenajes al sabio en el marco de la Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana supera la Oración Finlay. La investigadora Orietta Álvarez Sandoval recoge en un artículo los antecedentes de este acto, así como su aparecimiento y desarrollo en diferentes épocas neocoloniales (1933-1956). Sus páginas traslucen singularidades al respecto y marcan detalles denominativos: "El 3 de diciembre de 1935 -día del natalicio de Carlos J. Finlay y Barrés- nuevamente se celebró el Día de la Medicina Americana y en esa ocasión sería el Dr. Sergio García Marruz el encargado de la Oración Finlay, [...] De este modo la Academia una vez más contribuyó al reconocimiento de la obra inmortal del sabio cubano que se llamó Carlos J. Finlay."17

Al transcurrir 80 años la Universidad de Ciencias Médicas de Camagüey hace gala de la Oración Finlay a través del Dr. C. Miguel Emilio García Rodríguez, quien distingue la labor del sabio cubano en defensa de opiniones contrarias a su protagonismo y afirma:

"Ante tal ignominia resalta la protesta y gestiones extraordinarias, memorables siempre, de su gran amigo, el doctor Francisco Domínguez Roldán, que en el día solemne del cumplimiento del centenario del nacimiento del científico y ante la Academia de Medicina de París presenta en su obra todos los datos comprobatorios de esa falsedad y hace reconocer en un bello homenaje, el papel representado ante la Ciencia y como Benefactor de la Humanidad del médico modesto que se firmaba Carlos J. Finlay."18

El modo actual de identificar entidades con el nombre investigado reconoce la firma como expresión denominativa. Por ejemplo un artículo enuncia el nombre de la institución insignia de las ciencias médicas en Cuba. Avala lo planteado aquí y refleja valiosos datos sobre el surgimiento de una publicación: <Entre las primicias más importantes del Museo Histórico de las Ciencias Médicas "Carlos J. Finlay" desde su creación en 1962, figura la puesta en circulación, al año siguiente, de su órgano oficial, la revista Finlay, en cuyas páginas se dieron a conocer durante cerca de un lustro interesantes trabajos relativos a la historia de la ciencia en general y de la Medicina cubana en particular.>19

Los estudios de autores foráneos develan singularidades que contribuyen a esclarecer el reconocimiento del nombre de Carlos y entronizan su espacio en el acontecer científico: "Mucho antes del Código de Nuremberg, las investigaciones de Walter Reed y las teorías de Carlos Finlay interactuaron para establecer un hito histórico que derivó en el triunfo de la medicina científica, y en el origen de la documentación y formalización estricta del respeto a la integridad de los voluntarios que participan en la investigación."20

Más adelante señala aspectos importantes y reafirma: "A Carlos Finlay se le recuerda cada 3 de diciembre cuando, al conmemorar un año más de su natalicio, se celebra el Día Panamericano del Médico; si existiera el Día del Consentimiento Informado, debería celebrarse entonces cada 13 de septiembre, día del nacimiento de Reed."20

La firma del sabio queda recogida al aseverarse: "En 1901, el mayor Walter Reed de la Armada Norteamericana, siguiendo los estudios y experimentos del Dr. Carlos J. Finlay, finalmente demostró el papel que el mosquito desarrolla en el ciclo de la enfermedad."21

Publicaciones periódicas de la localidad y nacionales muestran diversos matices del problema señalado: "Muchas son las fechas importantes dentro del sector de la Salud Pública y el bienestar de la población mundial relacionadas con Carlos J. Finlay, eminente investigador y científico, nacido en la otrora Villa de Santa María del Puerto del Príncipe, hoy Camagüey [...]"22

Errores lamentables en cuanto a su denominación evidencia la siguiente visión humanista: "Hombre generoso, sencillo en el trato, y de probada tenacidad, Carlos Juan Finlay [...]"23 Sobre esto opinan la directora de la Casa Natal Carlos J. Finlay María del Carmen Pontón Guillemí y su museóloga especialista Yaremi García Maceo en visita reciente a la institución. Ellas señalaron la importancia de conocer a profundidad el verdadero nombre de Finlay y la necesidad de indagar acerca de su vida y obra e incluso a los transeúntes sugerirle recorridos por la institución local y en otras de La Habana para corroborar mediante pruebas documentales los argumentos aquí expuestos.

Se hace necesario acotar que actualmente distinciones importantes del país y a nivel internacional otorgadas a personalidades de la ciencia poseen el nombre de la firma del sabio: Orden Carlos J. Finlay y premio de la Unesco. Además, las universidades de Ciencias Médicas, acogen el Destacamento Carlos J. Finlay legislado por la Resolución Ministerial No. 92/ 2013 de Salud Pública.24

El lenguaje, facultad de los hombres que posibilita su necesidad comunicativa para intercambiar constantemente en cada comunidad lingüística, resulta imprescindible para la vida en sociedad. En este caso prevalece la decisión del sabio desde el punto de vista sociolingüístico para adecuar su nombre a la situación personal y al contexto.

 

CONCLUSIONES

El acercamiento a distintos registros documentales y orales fundamentalmente de origen cubano sobre el nombre del sabio permite determinar que su nombramiento bautismal es Juan Carlos. Posteriormente queda evidenciado por documentos personales y científicos (correspondencias, artículos y referencias del hijo) que Carlos prevaleció en el ambiente familiar y social del período en que vivió. La impronta de su firma deja un patrimonio gráfico a respetar, cuya esencia trasmite decisiones personales impuestas por la práctica cotidiana lingüística en aras de identificarse mejor e incluso dejar para la posteridad una forma excepcional con que denominarle.

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Arzobispado de Camagüey. Fondo Iglesia Parroquial Mayor de Puerto Príncipe. Libro No. 16 de Bautismos de Blancos. Folio 153. No. 576 ½.

2. Finlay Shine CE. Carlos Finlay y la fiebre amarilla. La Habana: Editorial Minerva; 1942.

3. Academia de Ciencias de Cuba. Museo Histórico de las Ciencias de Cuba Carlos J. Finlay. Obras Completas. La Habana: Editorial Científico- Técnica; 1981. Tomo VI. p 14, 23.

4. Delgado-García G. Trascendencia de la obra científica del doctor Carlos J. Finlay. Rev Biomed [Internet]. 2010 [citado 2016 Jun 8] 21 (3). Disponible en: http://www.revbiomed.uady.mx/pdf/rb1021310.pdf

5. Peset Reig JL. Las guerras del mosquito. Asclepio[Internet]. 2011[citado 2016 Jun 8] ; LXIII (2).Disponible en: http://asclepio.revistas.csic.es/index.php/asclepio/article/download/506/509

6. Valdés Galarraga R. Diccionario del pensamiento martiano. La Habana: Editorial Ciencias Sociales; 2002. Firma; p. 212.

7. AIN. Prevalece quehacer de Carlos J. Finlay en libro de recetas. Adelante [Internet]. 2015 [citado 2016 Sept 8]. Disponible en: http://www.adelante.cu/index.php/es/noticias/de-camagueey/4507-prevalece-quehacer-de-carlos-j-finlay-en-libro-de-recetas

8. Delgado García G. Segundo modelo de atención médica ambulatoria en Cuba (1871). Cuad Hist Salud Pública [Internet]. 2008 [citado 2015 Jun 18]; (103). Disponible en: http://scielo.sld.cu/pdf/his/n103/his05103.pdf

9. Suárez Rosas L. El silencio epidemiológico y la ética de la Salud Pública cubana. Rev Cub Salud Pública [Internet]. 2013 [citado 2015 Jun 18]; 39(3). Disponible en: http://scieloprueba.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S086434662013000300009&lng=es

10. Manual de Práctica Sanitaria.Rev Cub Salud Pública [Internet]. 2009 [citado 2016 Jun 8]; 35 (2). Disponible en: http://scielo.sld.cu/pdf/rcsp/v35n2/spu02209.pdf

11. López Espinosa JA, Espinosa Alvarez RF. Centenario de la desaparición física de Carlos J. Finlay.Rev Cubana Med Gen Integr[Internet]. 2015 [citado 2016 Jun 8]; 31 (3). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S086421252015000300014&lng=es&nrm=iso

12. Agramonte Simoni A. Carta al Dr. Carlos J. Finlay. Cuad Hist Salud Pública [Internet]. 2002 [citado 2015 Ene 19]; (92). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S004591782002000200010&lng=es

13. Alfonso Sánchez IR, López Jiménez CB, Armenteros Vera I. Bibliografía cubana en ciencias de la salud. La Habana: Editorial Ciencias Médicas; 2011.

14. Madrigal Lomba R. Dr. Carlos J. Finlay y Barrés. Algunos apuntes biográficos. Rev Matanzas [Internet]. 2010 [citado 2016 Junio 8]; 32(6 Supl 1). Disponible en: http://www.revmatanzas.sld.cu/revista%20medica/ano%202010/vol6%202010/editorial.htm

15. López Espinosa JA. Diciembre 3 de 1833: Nacimiento del Dr. Carlos J. Finlay Barrés. ACIMED [Internet]. 2007 [citado 2015 Ene 19]; 16(6). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352007001200020&lng=es

16. Milanés León E. El zumbido de una J. Adelante. 22 Ago 2015.

17. Álvarez Sandoval O. La Oración Finlay. Apuntes sobre su historia. Rev Anales de la Academia de Ciencias de Cuba. 2013; 3 (1): 1-24.

18. García Rodríguez ME. Oración en conmemoración al natalicio de Carlos J. Finlay.AMC [Internet]. 2015 [citado 2016 Jun 8]; 19 (6). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S102502552015000600014&lng=es&nrm=iso

19. López Espinosa JA, Beldarraín Chaple E. Inventario bibliográfico de la revista "Finlay" (1963-1967). ACIMED [Internet]. 2009 [citado 2015 Ene 19]; 19(2). Disponible en: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-94352009000200004&lng=es

20. Suárez-Obando F, Ordoñez A. Ética de la Investigación científica: la fiebre amarilla, la Comisión Reed y el origen del consentimiento informado. Infectio. 2010; 14(3): 206-216.

21. Rey JR, Tabachnick WJ, Roxanne Connelly C, Christopher M, Smartt Ch. La Fiebre Amarilla[Internet]. 2007[citado 2015 Ene 19]. Disponible en: http://edis.ifas.ufl.edu/in718

22. Vilató de Varona OL. Carlos J. Finlay y su vigencia. Adelante. 21 Feb 2015.

23. Peláez Mendoza O. Más allá de la fiebre amarilla. Granma. 21 Mar 2015.

24. Ministerio de Salud Pública. Resolución Ministerial 92/2013. La Habana: Ministerio de Salud Pública; 2013.

 

Notas

I. Debido a la labor de los miembros de la Academia de Ciencias de La Habana, durante 1933, a propósito del centenario del natalicio de Finlay, se propuso elegir el 3 de diciembre -día de su nacimiento- para homenajearlo dada su grandeza científica y, a su vez, honrar a otros reconocidos galenos del continente de América. El doctor Horacio Abascal Vera, tuvo un rol protagónico en esta propuesta como integrante del Comité Organizador para la celebración del Centenario de Finlay. Participó en el IV Congreso de la Asociación Médica Panamericana, entre el 21 y el 25 de marzo de 1933, presentó la ponencia: "Finlay, panamericanismo y Día de la Medicina Americana." (Regresar)

II. Carlos Eduardo Finlay Shine: hijo de Carlos J. Finlay (1868-1944). Graduado en Medicina en Columbia, Nueva York, 1889. Se destacó en la especialidad de Oftalmología, fue Decano de la Facultad de Medicina de la Universidad de La Habana a mediados de la neocolonia. (Regresar)

III. Casa Natal del eminente científico, ubicada en el centro histórico de la ciudad de Camagüey, contigua a la de una destacada mujer de las letras: Aurelia Castillo de González y en las inmediaciones del centro fundacional de la otrora villa Santa María del Puerto del Príncipe.(Regresar)

IV. Arístides Agramonte Simoni: médico de origen camagüeyano (1868-1931). Participó en la Guerra de Independencia de 1895. Profesor titular de Bacteriología y Patología Experimental de la Universidad de La Habana. Miembro de la comisión designada para estudiar las enfermedades infecciosas y comprobar la teoría de transmisión de la fiebre amarilla, elaborada por Carlos J. Finlay (1833-1915), de quien fue colaborador. Sus principales obras: Etiología y profilaxis del paludismo en Cuba, Tesis La parasitología del paludismo en el hombre, Plan de campaña sanitaria contra la peste bubónica, Situación actual de la fiebre amarilla. (Regresar)

 

 

Recibido: 15/09/2016
Aprobado: 4/10/2016

 

 

Irma Niurka Falcón Fariñas. Máster en Cultura Latinoamericana, Licenciada en Letras, Profesor Asistente, Investigador Agregado. Universidad de Ciencias Médicas Carlos J. Finlay. Centro de Desarrollo de las Ciencias Sociales y Humanísticas en Salud. Carretera Central Oeste Km 4½, Camagüey, Cuba. C.P. 70100. irmaf@iscmc.cmw.sld.cu